Parte 1: Jerusalén

Cuando Gerhard Scholem emigró a Palestina solo llevaba consigo un petate lleno de libros en hebreo, dos mudas y un flamante doctorado en filología. Llegó en barco desde Trieste hasta el puerto de Yaffa a mediados de septiembre de 1929. Era la primera vez que pisaba el Levante; él lo consideró como una vuelta a casa. Podría haberse quedado en Alemania y obtenido rápidamente una cátedra en cualquier universidad de su elección, pero tenía otros planes. Su hermano, Werner, se había revelado contra el patriarca Scholem haciéndose socialista y acercándose al comunismo. Gerhard, el benjamín, se había declarado sionista en Berlín. Su padre, que se consideraba en primer lugar alemán y en segundo judío, había amenazado con desheredarle. Así que él se fue a seguir el camino de la Cábala, sin saber lo que vendría después.